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Mostrando las entradas de mayo, 2017

Vicios.

Enlazamos nuestras manos en silencio y siento estar listo para morir. Logro tocar tu alma, tu luz, y sentir un torbellino eléctrico en caída que culmina en una inmensa paz. Es aquí, cuando me replanteo ( egoístamente ) si realmente es tiempo de morir.  Entonces sonríes. Siempre sonríes, sin  siquiera imaginar lo que este acto significa para mi, y me cuestiono si tú piensas lo mismo y ocurre que también sonrío.  Es impresionante, tan extraño  y nuevo para mi, este vicio que he creado hacía ti.  Hacia tus manos.  Itzel Sandoval.

Manos.

-¿Cual es la parte preferida de tu cuerpo? -Las manos, y también, lo que más me gusta de ti, son tus manos. Aún sobre tus preciosos ojos, sobre tu boca de locura, sobre  tu coqueto hoyuelo, yo amo tus manos.  -¿Las manos? ¿Por qué las manos? - ¿Te has puesto a pensar que las manos nunca mienten?  Si estas nervioso seguro van a delatarte, igual si estas molesto, si estas triste.   Las manos hablan por ti, de mil maneras, su cuidado dice mucho sobre ti, tus manos, las manos, son arte. Ellas crean. Las necesita el músico, el escultor, el pintor, el poeta, el licenciado, el ingeniero, el anciano, el niño, el padre, la madre, todos los seres humanos. Las manos son trabajo. Ellas te han permitido este sitio. Son el arma del enamorado, el medio del enojado. Las manos nos conectan, te permiten tocar el alma, yo creo que nadie les da la importancia que merecen y tú, tienes unas hermosas manos.  Y hablando sobre mi, ellas me han traído aquí.  Itzel Sandoval.

Frase del día:

Sus labios eran una caricia necesaria, cómo podía haber vivido hasta ahora sin ellos.  -Mario Benedetti.

Imagen casi perdida.

Eres como la luz alta y delgada.  Como el viento eres clara sin saberlo.  Vacila tu actitud como la tarde  suavemente inclinada sobre el mundo.   Eres hecha de sueños olvidados  y te olvido de pronto, como a un sueño;  mi corazón te busca como el humo  busca la altura y hacia ella muere.  Como una tibia flor te lleva el día  prendida entre sus labios. Eres alta,  azul, delgada, y recta como un silbo.  Te recuerdo de pronto como a un sueño. Eduardo Carranza.

Ojitos.

Sus ojos eran vida. Mirarle era volver a la niñez y encontrarse corriendo, gritando, saltando. Derrochando felicidad. Su mirada siempre la consideré como una invitación a la vida, como un secreto que se tiene bien guardado y a nadie se le muestra, porque esos ojos,esos hermosos ojos eran solitarios. No querían invitar a cualquiera. Itzel Sandoval.

Domingo:

Un domingo sin ti, de ti perdido,  es como un túnel de paredes grises  donde voy alumbrado por tu nombre;  es una noche clara sin saberlo  o un lunes disfrazado de domingo;  es como un día azul sin tu permiso.  Llueve en este poema; tu lo sientes  con tu alma vecina del cristal;  llueve tu ausencia como un agua triste  y azul sobre mi frente desterrada.  He comprendido cómo una palabra  pequeña, igual a un alfiler de luna  o un leve corazón de mariposa,  alzar puede murallas infinitas,  matar una mañana de repente,  evaporar azules y jardines,  tronchar un día como si fuera un lirio,  volver granos de sal a los luceros.  He comprendido cómo una palabra  de la materia azul de las espadas  y con aguda vocación de espina,  puede estar en la luz como una herida  que nos duele en el centro de la vida.  Llueve en este poema, y el domingo  gira como un lejano carrusel; tan cerca estás de mi que no te veo,  hecha de mis palabras y mi sue

Ropa limpia:

Le besé la mano y olía a jabón:  yo llevé la mía contra el corazón.  Le besé la mano breve y delicada  y la boca mía quedó perfumada. Muchachita limpia, quien a ti se atreva,  que como tus manos huela a ropa nueva.  ¡Besé sus cabellos de crencha ondulada:   si también olían a ropa lavada!  ¿A qué linfa llevas tu cuerpo y tu ropa?   ¿En qué fuente pura te lavas la cara?   Muchachita limpia, si eres una copa   llena de agua clara. Rafael Arévalo Martínez 

El niño:

Después del aromático aguacero ya no iremos por dulce a la bodega, ni saldremos corriendo hasta la sombra morada del caimito cariñoso... Ya nunca volveremos confundidos en el áureo sofoco de la risa a batirnos con suaves espadones, bajo el gotear ligero de los mangos. Astroso, montaraz, húmedo amigo, ya no te pedirán que me regales tu cajita nocturna de cocuyos. Ya no la cogeré, lleno de angustia. Y la flor amarilla y la portada no nos darán ya más su azul velado... Cintio Vitier 

Demolición:

Al fin se consumó, después  de tantas perfecciones tan equívocas,  de tanta precaución y cálculo, probando  que nada fuera inútil, ni lo nimio,  ni los más delicados pulimentos:  al fin se consumó lo improyectado  por la mano, al revés de la materia.  La mano reconoce que otra mano  más poderosa hay en la materia,  otro proyecto inverso, otra escultura  abierta al desgarrón que nos genera,  el ojo reventado de la forma,  el descoyuntamiento crucifico,  el boquete sediento de la luz  manando los destrozos  de una extraña alegría. Cintio Vitier

Frase del día:

La mejor poesía fue la que escribieron tus miradas. Itzel Sandoval.

Escriviviendo

Escribo Soy una lámpara en medio de la noche No soy yo quien escribe Sino la mano esclava de un pensamiento en fuga Que inútilmente busca un desenlace ¿Cómo saberlo cuando la vida no termina de vivirse? El hambre de vivir nunca se sacia Pasa veloz un tres en la distancia ¿Será la vida misma? Una muchacha también pasa Rostro de esfinge Un pájaro la sigue El Espíritu Santo Así la vida pasa Con ella el tiempo Aunque esté detenido Así la mano escribe Sobre la mano esclava de un pensamiento En fuga ¡Que inútilmente busca un desenlace! Alfonso Quijada Urías.

Salgo a esperarla y no llega:

Salgo a esperarla y no llega  La busco y no la encuentro  Regreso con la mente vacía  Duermo despierto  Salgo de nuevo a esperar  En vano  Llega otro día  Cuando ya no la espero La veo venir  Abro la puerta  Y la veo lanzarse como una nadadora  En la página blanca. Alfonso Quijada Urías.

La espera imaginaria:

VII  Contra esa opaca envoltura que opaca el mundo la frescura de lo nuevo.  Abajo la opresión: la soga mercantil, la religión bancaria,  Los viejos y roñosos pensamientos, la corrupción: ese hedor milenario;  La suciedad del mundo y el moho que los cubre.  La gran danza macabra. Alfonso Quijada Urías

Biografía:

De tanto evocar el pasado perdiste el presente. El que se fue, fue alguien. Nadie el que regresó. Nada te pertenece. Nada te ata. ¿Quién habrá de devolverte lo perdido? A la zozobra tienes por identidad. Sobreviviente de una patria extinta, eres de los que vuelven rindiendo testimonio del fracaso, del que estuvo por último al comienzo de todo. Alfonso Quijada Urías.

Postal

Entonces ves este país del tamaño de un raspón.  Luego un tren en los atardeceres pasa lleno de soldaditos,  que aunque parezcan de mentiras son de verdad,  y ves también los volcanes como manchitas de tinta azul  y no podés hallar una razón (aunque realmente exista)  de por qué hay tantos soldaditos en un país del tamaño de un raspón. Alfonso Quijada Urías.

Cuerpos.

Espero que aún te vistas de mí  que continuemos siendo  -después de años sábanas  besos y mordiscos-  una sola piel  un mismo cuerpo  que me lleves  más allá de lo inasible  de lo perecedero  de la memoria y el recuerdo:  ser  pliegue  estría  vello  perfume  rimel  bloomer  collar que te circunda y te define Enrique Viloria Vera

Correspondencia del fuego.

Mientras yo te miro, tú muestras tu alma.  Tus detalles más pequeños me conmueven;  por ejemplo, un cabello sobre tu frente, un  lunar en tu vientre.  Todos los días te descubro y describo;  al día siguiente vuelves a ser la desconocida. Nunca faltaré a tus citas.  Nada me parece inútil en ti.  Lo revelador es el modo como compones tu  imagen.  Decir que eres la dueña de las nubes, es  apenas indicar uno de tus atributos.  Todo lo que tocas se convierte en correspondencia  del fuego.  Tus manos lucen mejores que las estrellas  en una noche de verano en el mar.  Estás llena de señales; eres como un mapa  de un país imaginario.  Eres transparente y sabia.  Tu sangre es mansa y volcánica.  Eres tan cambiante como la permanencia.  Lo que reflejan tus ojos es lo distinto  que podría ocurrir.  Siempre estás abierta.  El magnetismo que irradias contamina a todos  los que se te acercan.  Escandalizas con tu inocencia al cielo y la  tierra.

Azul de ti.

Pensar en ti es azul, como ir vagando  por un bosque dorado al mediodía:  nacen jardines en el habla mía  y con mis nubes por tus sueños ando.  Nos une y nos separa un aire blando,  una distancia de melancolía;  yo alzo los brazos de mi poesía,  azul de ti, dolido y esperando.  Es como un horizonte de violines  o un tibio sufrimiento de jazmines  pensar en ti, de azul temperamento.  El mundo se me vuelve cristalino,  y te miro, entre lámpara de trino,  azul domingo de mi pensamiento. Eduardo Carranza 

Es melancolía

Te llamarás silencio en adelante.  Y el sitio que ocupabas en el aire  se llamará melancolía.  Escribiré en el vino rojo un nombre:  el tu nombre que estuvo junto a mi alma  sonriendo entre violetas.  Ahora miro largamente, absorto,  esta mano que anduvo por tu rostro,  que soñó junto a ti.  Esta mano lejana, de otro mundo  que conoció una rosa y otra rosa,  y el tibio, el lento nácar.  Un día iré a buscarme, iré a buscar  mi fantasma sediento entre los pinos  y la palabra amor.  Te llamarás silencio en adelante.  Lo escribo con la mano que aquel día  iba contigo entre los pinos. Eduardo Carranza

Rima L

Lo que el salvaje que con torpe mano  hace de un tronco a su capricho un dios,  y luego ante su obra se arrodilla,  eso hicimos tú y yo.  Dimos formas reales a un fantasma,  de la mente ridícula invención,  y hecho el ídolo ya, sacrificamos  en su altar nuestro amor. Gustavo Adolfo Bécquer