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Mostrando las entradas de julio, 2017

Sirena:

Tengo la convicción de que no existes  y sin embargo te oigo cada noche  te invento a veces con mi vanidad  o mi desolación o mi modorra  del infinito mar viene su asombro  lo escucho como un salmo y pese a todo  tan convencido estoy de que no existes  que te aguardo en mi sueño para luego. Mario Benedetti

Teoría de conjuntos:

Cada cuerpo tiene  su armonía y  su desarmonía.  En algunos casos  la suma de armonías  puede ser casi  empalagosa.  En otros  el conjunto de desarmonías  produce algo mejor  que la belleza. Mario Benedetti

No verte:

Un día y otro día y otro día. No verte. Poderte ver, saber que andas tan cerca, que es probable el milagro de la suerte. No verte. Y el corazón y el cálculo y la brújula, fracasando los tres. No hay quien te acierte. No verte. Miércoles, jueves, viernes, no encontrarte, no respirar, no ser, no merecerte. No verte. Desesperadamente amar, amarte y volver a nacer para quererte. No verte. Sí, nacer cada día. Todo es nuevo. Nueva eres tú, mi vida, tú, mi muerte. No verte. Andar a tientas (y era mediodía) con temor infinito de romperte. No verte. Oír tu voz, oler tu aroma, sueños, ay, espejismos que el desierto invierte. No verte. Pensar que tú me huyes, me deseas, querrías encontrarte en mí, perderte. No verte. Dos barcos en la mar, ciegas las velas. ¿Se besarán mañana sus estelas? Gerardo Diego

Frase del día:

"¿Hasta dónde la tinta escribe un verso?" Marisa Trejo Sirvent

A qué me voy a aferrar

Si no es a la risa que dejaste  colgada en el respaldo de la cama?  Cómo voy a sobrevivir estas distancias,  Si no es amarrada a tu palabra?  Quién me va a inventar zoológicos en la luna  cuando me esconda atrás de un beso?  ¿Dónde voy a enterrar mis lugares comunes?  Dónde a desvestirme los deseos,  dónde a jugar con mis “no puedos”?  Dónde, amor, encontrará esta playa  barco, naufrago y puerto? Aída Elena Párraga

Locura uno

Con esta locura de abatidas alas,  que se le contagia hasta a las nubes,  que anda rebotando de imagen en espejos,  que no conoce ancla,  que nunca llega a puerto.  Con esta locura  de duendes, de dragones, de luceros  de humo, de miradas  sin brida, sin mojón, sin freno,  converso con la aurora  cuando ambas somos fuego.  Con esta locura  que lo cura todo  voy hasta tu pelo...  voy, voy, me enredo en él  me quedo. Aída Elena Párraga

El fuego y sus misterios

Yo conocí el secreto del fuego  mucho antes que el primer  bosque se incendiara.  Antes aún de aquella hoguera,  antes de la llama.  Como todos los hallazgos  fue accidente,  tropezar con la chispa en tu palabra,  y después, ¿qué remedio?:  encenderme  con el roce casual de tu mirada. Aída Elena Párraga

Metamorfosis

Hay días en los que me despierto  convertida en agua:  Toda húmeda,  sin fondo,  habitada por luces,  tocándolo todo.  Días en los que me siento océano  bailando al compás del universo,  haciéndome remolino,  subiendo y bajando mis mareas...  Entonces se me antojan tus manos,  azules cuencos infinitos,  como único recipiente  capaz de contenerme... Aída Elena Párraga

Soy yo

Amor,  soy yo quien maduró tu piel  y robó guirnaldas  para trenzar con ellas  tu cabello;  quien dibujó abiertas rosas  en tus alongadas mejillas  y arrancó trémulos gorjeos  en tu asentado silencio.  Soy yo quien, con andariegas manos,  aprendió la suavísima geografía  de tu costado;  quien inundó tu boca  con la húmeda caricia,  y el vino de la tarde  escanció en tus aposentos; y te habitó de alondras.  Soy yo quien, como enredadera,  por las dóricas columnas  de tus diamantinos muslos trepó enardecido  buscando tu inocencia.  Y se adentró en tu carne,  como aguijón doliente,  mordiendo tu cintura.   Amor,  soy yo quien a tu lado aguarda,  de tu vientre,  la lenta floración de la semilla. Eloísa Sánchez Barroso

Léxico amoroso

Todo en ti es palabra.  Y tu palabra  tiene la forma del deseo.  A veces, es rima que me derramas  con infinita destreza,  promesa, a veces, que me ahondas  con la suave magia de tu verbo.  Urgencia siempre en ti  por las húmedas cavidades de mi morada,  léxico amoroso  que halaga mi desnudez entera,  recital profundo que me mueve,  me conturba y me desarma. Eloísa Sánchez Barroso

Satisfacciones:

La primera mirada por la ventana al despertarse, el viejo libro vuelto a encontrar, rostros entusiasmados, nieve, el cambio de las estaciones, el periódico, el perro, la dialéctica, ducharse, nadar, música antigua, zapatos cómodos, comprender, música nueva, escribir, plantar, viajar, cantar, ser amable. Berlolt Brecht

Debilidades:

No tenías ninguna,  yo sólo una,  que amaba.   Bertolt Brecht

Una vez lo dije pero ahora ha vuelto a suceder

Esa mujer paseaba con su aroma  Un día trajo  sus labios acostumbrados a la guerra   y un ciclón adentro de su blusa  entonces sobrevino la catástrofe Eduardo Langagne

Poesía:

La poesía es fuego,  quema dentro de uno  y dentro del otro.  Si no, será cualquier cosa,  no poesía. Humberto Ak-Abal

Vienes a mi:

Vienes a mí, te acercas y te anuncias  con tan leve rumor, que mi reposo  no turbas, y es un canto milagroso  cada una de las frases que pronuncias.  Vienes a mí, no tiemblas, no vacilas,  y hay al mirarnos atracción tan fuerte,  que lo olvidamos todo, vida y muerte,  suspensos en la luz de tus pupilas.  Y mi vida penetras y te siento  tan cerca de mi propio pensamiento  y hay en la posesión tan honda calma,  que interrogo al misterio en que me abismo  si somos dos reflejos de un ser mismo,  la doble encarnación de una sola alma. Enrique González Martínez 

Hiriente y absoluta.

En la soledad hiriengte y absoluta a la que no he conseguido  nunca darle nombres y entre  sus sábanas que tantas veces  recuerdo son del miedo hay  todavía una arrolladora, inexplicable, casi  vergonzosa ternura que creo  que me asalta los ojos y quizá  en ellos me devora. Pero me es difícil su sonido,  por profundo. Nació acaso en mi luz primera  y sé que estará también en mi noche última:  luz y noche, esos polos simples del rincón  estúpido que es mi vida, luz, noche y torsos  sin cuerpo y con ternura  que es quizá recuerdo  de la que por ella tuve y de la que por mí  quizá ella tuvo, este quedo alambre sobre el tono  de una roñosa canción de radio o a través  de los silencios que en los versos se respiran  luz y noche y la enfermedad extraña  que en mis ojos nacen telares sin sonido  y por la que jamás me bastó el mundo  y por la que siempre estuve  como suspenso en vida. Santiago Montobbio

Toda Historia:

Toda historia es simple y se me olvida.  Quizá me fui a tomar café, quizá la amaba  y me perdí entre jardines de piernas esmaltadas  que fueron juncos trenzados de palabras  y después retama que mi lengua de trapo  había hecho trizas. Quizá fue el amor,  quizá el café, tal vez la noche. El recinto  sin madrugadas, con sangre y lunas rotas,  el recinto, el barranco de dientes oxidados  o el valle de hojas de afeitar dulcísimas  no hería o no existía. Quizá fue el café  o fueron sus piernas, o quizá la amaba.  Toda historia es simple y se me olvida  en las axilas de mi ciudad tristísima.  Sabedlo ya: mis ojos no se acuerdan de qué miran. Santiago Montobbio

Juego

Cuando la sangre corre por las venas  rocosas del volcán que ti despierto,  es un trance de amor sacarme muerto  del fondo a la pasión que me condenas.  ¿Es que tu gracia no resiste penas  y las sufres, mujer desde mis plintios?  ¿Qué buscas en la sed de mis instintos  que no pueda ofrecerte mi ternura?  ¡Compatibles los dos en la aventura,  y en el amor tan fríos, tan distintos! Federico Hernández Aguilar.

Como Dios manda...

Hay que mandar como Dios manda  que en eso es un experto el tal Dios  porque nunca nadie le mandó crearnos  y sin embargo le dio por sacarnos del polvo  y por quitarnos la famosa costilla  y echarnos a dormir en jardines  al lado de mujeres y culebras  que nos enseñaron a vernos desnudos  y al final saber del bien y del mal  y ponernos a sudar  y a las mujeres parir con dolor  y darnos hijos que se matan de envidia  y libres albedríos  y platos de lentejas  y 7 mil plagas  y circos romanos  y hogueras y bulas  y cruces y guerras  y guerras y todo...  Yo no sé qué piensen ustedes  pero cuando Dios manda   manda! Federico Hernández Aguilar

Frase del día:

La tragedia consérvala en secreto. Juan Gustavo Cobo Borda

De viva voz

El amor es monstruoso.  Ya no recordamos  si alguna vez  fuimos otro distinto  de quien sólo existe  para escuchar una voz,  una exigencia brutal,  la dulzura inenarrable  de un 'te adoro, te adoro, te adoro',  un sarcasmo helado,  un sol bajo el cual  todo florece de nuevo.  (Cuando ella gritaba 'loco'  y la espuma de su vientre  desbordaba fresca y ávida).  El amor es mortal:  te congela los pies  si huyes de él. Juan Gustavo Cobo Borda

Frase del día:

No dejes, pero no impidas, que se vaya el colibrí.   Ricardo Yáñez

De los hermosos el retoño ansiamos...

De los hermosos el retoño ansiamos para que su rosal no muera nunca, pues cuando el tiempo su esplendor marchite guardará su memoria su heredero. Pero tú, que tus propios ojos amas, para nutrir la luz, tu esencia quemas y hambre produces en donde hay hartura, demasiado cruel y hostil contigo. Tú que eres hoy del mundo fresco adorno, pregón de la radiante primavera, sepultas tu poder en el capullo, dulce egoísta que malgasta ahorrando. Del mundo ten piedad: que tú y la tumba, ávidos, lo que es suyo no devoren. William Shakespeare 

Cárcel perpetua

Yo vivo encadenado a tu hermosura, lo mismo que a su roca, Prometeo; sin poder quebrantar la ligadura que me une a ti... por más que forcejeo. ¿De qué delito bárbaro fui reo, para tener que soportar tan dura y a la vez dulce pena? Mi deseo es un placer que llega a la tortura. Me atraes como abismo luminoso; lucho, por arrancarme de tu lado, con las fuerzas terribles de un coloso.   ¡Inútil! A vivir siempre abrazado a tu cuerpo flexible y armonioso parece que estuviera condenado. Julio Flórez Roa

Tal vez no sepas nunca cuándo y cómo.

Tal vez no sepas nunca cuándo y cómo  quise salvar mi amor, tu amor. El nuestro.  Una vez será tarde.  Yo presiento esa herida que avanza,  ese cierto dolor de no querernos.  Cómo decirte ahora:  mírame aún, así, trata de verme  como soy, duramente.  Con mi ternura. Claro, y mis tormentas.  Cómo decirte: sálvalo, si quieres  y cuídalo. Se te ha ido de las manos,  se me va de la sangre y no regresa.  Cómo decirte que te quiero menos  y que quiero quererte como entonces.  Y que entiendas  y no te encierres más.  Y me dejes creer en ti, de nuevo.  Cómo decirte nada.  Un día será tarde. Tarde y lejos.  Julia Prilutzky

Dame

Dame algo más que silencio o dulzura  Algo que tengas y no sepas  No quiero regalos exquisitos  Dame una piedra  No te quedes quieto mirándome  como si quisieras decirme  que hay demasiadas cosas mudas  debajo de lo que se dice  Dame algo lento y delgado  como un cuchillo por la espalda  Y si no tienes nada que darme  ¡dame todo lo que te falta! Carlos Edmundo de Ory

Poema:

Ayer pasó Dios  por mi puerta  -y me miró a los ojos   (nunca lo había visto   de aquel modo   inquisitivo)   Hizo que repitiera   el nombre   que llevo entre los labios   -Era tu nombre  amor   -Vida   -y se puso alegre   -y me tocó la frente   con sus dedos nudosos José Luis Villatoro

En clase:

Dando vueltas al globo de los mundos,  asombrado un alumno así exclamaba  «en torno a tan pequeños continentes:  ¡cuánta agua !»  mientras yo, por las penas abrumado,  murmuraba inconsciente estas palabras  «en torno a escasas dichas de la tierra:  ¡cuánta lágrima !» Melchor de Palau

Crepuscular:

¡Cuán plácidas al alma las horas de tristeza en que la tarde muere, al toque de oración! Del sol en el cenit, da el rayo en la cabeza, al ponerse en ocaso, nos da en el corazón. Melchor de Palau 

Cuaderno de Nueva York (La mano es la que recuerda)

La mano es la que recuerda.  Viaja a través de los años,  desemboca en el presente  siempre recordando.  Apunta, nerviosamente,  lo que vivía olvidado,  la mano de la memoria,  siempre rescatándolo.  Las fantasmales imágenes  se irán solidificando,  irán diciendo quién eran,  por qué regresaron.  Por qué eran carne de sueño,  puro material nostálgico.  La mano va rescatándolas  de su limbo mágico. José Hierro 

Injusticias

Lo injusto no son estas paredes, tan asquerosamente limpias de ventanas, ni la blancura estridente que las cubre. No son los pocos barrotes que adornan las cornisas, ni este colchón sin resortes ni sábanas. Lo injusto es esta carne, esta piel que me detiene, esta espalda incapaz de explotar en alas. Estos ojos que no miran más allá de mis recuerdos y este infinito deseo de ser árbol, de ser mármol de ser viento. Aída Elena Párraga

Quédate.

Como se quedan las estrellas  prendidas en la nada.  Quédate  como se queda el olor  de la hierba  sobre la piel de los que aman.  Quédate  como se queda la luz del sol  en mis pupilas.  Quédate  como me quedo yo  cuando te marchas Aída Elena Párraga 

Margarita te quiero contar un cuento...

Estoy a punto de caer  en el pozo avellana  de tus ojos...  Me aferro a mis razones,  a las pocas raíces que la vida  me ha ido creciendo en el alma...  Pero me empujan las estrellas  que te brillan en el fondo  y, como otra Margarita traviesa,  me inclino desde el borde de tus labios  tratando de atraparlas.  Entonces me resbalo,  me resbalo,  me resbalo,  caigo sin voluntad en tu deseo...  Aquí no hay elefantes  ni dos ni cuatrocientos,  aquí  las plumas de tus manos,  aquí  mi piel vistiéndose de versos. Aída Elena Párraga 

Escrito de noche:

La impresión está llena de errores.  Las palabras cojean sin llegar al final. Algunas frases se desmoronan  Arruinándolo todo.  Las manos manchadas de tinta  Disecan recuerdos.  El escritor busca aquello no escrito  Que complete  La página no iniciada del hombre.  Lauren Mendinueta

Canción:

Verla partir y amarla como nunca  Nicolás Guillén  La quise sin querer, sin elegir,  contra mí mismo,  y ahora que se ha ido  saber que está en el mundo no me deja dormir.  Estoy perdido.  Y recorro su calle a ver si hay suerte,  que no me atrevo  a llamarla y me juego  la tarde en encontrarla, qué sé yo, casualmente.  Y no la encuentro.  He de hacer algo, o la pierdo o la amo,  contra mí mismo,  contra cualquier olvido,  que es cobarde el olvido, que me atrevo y la llamo.  Pero se ha ido. José Luis Piquero.

Frase del dia:

"Su ternura que es próspera llena un hueco en el mundo y deja al corazón sin argumentos."  Jose Luis Piquero.

Kodak Sentimental:

Cuando sonríe  toda la gracia está en su boca  y la alegría  como una fiesta entre sus ojos.  Hay en su voz  Estallar de gorjeos infantiles  Entre inflexiones de ternura maternal.  Su risa, Ejercicios de fuga de íes  Entre dos disonancias de rubíes.   Son como golosinas,  en la suavidad de su cara de niño,  sus labios.  Sus ojos,  Dos puntos suspensivos  En el poema de su cara. Alfonso Orantes.