Canción del macho y la hembra.
La fruta de los siglos exprimiendo su jugo en nuestras venas. Mi alma derramándose en tu carne extendida para salir de ti más buena, el corazón desparramándose, estirándose como una pantera, y mi vida, hecha astillas, ¡anudándose a ti como la luz a las estrellas! Me recibes como al viento la vela. Te recibo como el surco a la siembra. Duérmete sobre mis dolores si mis dolores no te queman, amárrate a mis alas, acaso mis alas te llevan, endereza mis deseos, acaso te lastima su pelea. Tú eres lo único que tengo desde que perdí mi tristeza! Desgárrame como una espada o táctame como una antena! Bésame, muérdeme, incéndiame, que yo vengo a la tierra sólo por el naufragio de mis ojos de macho en el agua infinita de tus ojos de hembra! Pablo Neruda