Aquella bonita sonrisa, aquel ser creador de la alegría. Corazón palpitante; espejo de la misma felicidad me compró con una canción y una de sus muchas sonrisas en una barata de muñecas de porcelana. Fui tan feliz que olvide mi material de construcción, hasta que llegaron los tiempos grises y me vi obligada a guardar la calma y esperar. Ansiosa a los insensatos movimientos del señor reloj pasando así los primeros segundos sabiendo en el fondos que volverías pero tras el correr sin prisas del Sr. reloj me comencé a preguntar ¿Hace falta mucho para que des la vuelta? y así, caminaron los minutos seguidos de las horas, días, años, el reloj sin prisas, el polvo sin piedad, el sol y la luna con sus rutinas, el cielo soltando un par de gotas a mi compañía de vez en cuando... Cada vuelta de hoja al calendario era una nueva espera y una pizca de esperanza hasta que volviste por mi a regalarme hasta el ultimo de tus suspiros pero...