Noche gris.

Anoche te soñé. 
De nuevo.

Y con eso vino esa sed ... de ti, extrañamente de ti.

Si pensar en ti de por si ya es acto extraño, el estar sediento de tu persona empeora el asunto. ¡Esta sed no planea saciarse con nada!, no le es suficiente un beso, una caricia, ni las palabras más bonitas que se pudiesen pronunciar. Me resulta inútil el buscar una solución, porque los actos, no calmarían nada.; Quizá alguno de tus misterios podría dejarme satisfecha o trasladarme al desierto, mismo lugar desde el que ya te escribo.
¿Puedes creer que te pienso desde hace dieciocho horas? mil ochenta minutos y posibilidades de nuevos comienzos, de otros comienzos, de puntos y comas, puntos seguidos. En este tiempo he sido capaz de  volverte mar, de nadar en ti, y despertar entre espejismos y la arena interminable.


Itzel Sandoval. 


Comentarios